AA.VV.
SINOPSIS
A principios del siglo XX, nuevos movimientos espirituales como la teosofía, difundida por Helena Blavatsky o Annie Besant, entre otras figuras, y la antroposofía de Rudolf Steiner, con su búsqueda de un lenguaje capaz de expresar una realidad metafísica, inspiraron no sólo a conocidos pioneros del arte abstracto, como Kandinsky, Mondrian o Malévich, sino también a ciertas mujeres solitarias, imbuidas de un rico mundo interior, como Georgiana Houghton o Hilma af Klint.